Por Francisco Tapia A.

Antes de la era Open, sólo un chileno había llegado a la final de Roland Garros, Luis Ayala, por lo que Fernando González (12ª) se jugaba la opción de dar seguir dando pasos para convertirse en el mejor tenista de la historia del tenis chileno.

Su rival en semifinales era Robin Soderling (23ª), el cual quería demostrar que no era casualidad el haberle ganado a David Ferrer, Rafael Nadal y Nikolay Davydenko y lo hizo de gran forma, ya que despúes de tres horas y media de intenso partido le ganó a la mejor raqueta nacional por 6-3, 7-5, 5-7, 4-6 y 6-4, metiéndose de esta forma en su primera final en un Grand Slam, siendo también su primera vez que va a disputar el título sobre una cancha de arcilla.

En el inicio parecía que la suerte sería favorable para el nacional quien quebró el saque del sueco en el tercer game pero sólo fue una ilusión, ya que apareció toda la potencia demoledora del europea con una profundidad y potencia que mantuvo a ralla al nacional tanto con el derecho como el revés, con lo que gracias a dos rompimientos se quedó con el parcial por 6-3.

La inconsistencia por parte del oriundo de La Reina siguió en el segundo set debido, además, a que el escandinavo no bajaba su nivel acertando cada vez más. Cuando sacaba Soderling 4-5, González tuvo un set point lo que podría haber cambiado la historia, pero el dirigido por Magnus Norman lo borró con un ace, y con esa confianza rompió al game siguiente el saque del nacional y cerró el parcial por 7-5, acercándose a ser el primer finalista de Roland Garros.

La última vez que Fernando González vino de dos sets abajo fue en el Abierto de Australia ante Richard Gasquet y había ganado cinco veces en su carrera bajo estas condiciones, por lo que todavía no había que darlo por muerto y los nervios se apoderaron del ganador de tres títulos en su carrera, ya que cuando se disponía a sacar para llevar todo al tie-break en el tercero, la ansiedad se apoderó de él y el santiaguino se reencontró con su opción y logró seguir con vida tras imponerse 7-5.

De ahí en adelante el juego de 'Gonzo' empezó a crecer, oliendo que se podría venir un quinto set. Momentos de rabia e ironía se vivieron cuando el medallista olímpico servía 4-4 y 15-0. Un fallo del juez hizo que se perdiera el control por algunos minutos, reclamando por el error cometido, pero no lo sacó de concentración y pudo sacar el juego adelante, para luego, gracias a los nervios de Soderling, quebrarle el saque y ganar la manga por 6-4, llegando en gran pie a la manga decisiva.

La cara del sueco estaba desfigurada viendo cómo el partido se le iba escapando y más aún, cuando González se puso 4-1 con el marcador a su favor, a sólo dos juegos de esa soñada final. Pero para ser un gran jugador, hay que tener un gran entrenador, y ese lo es Magnus Norman, ya que le indicó que acortara los puntos atacando y subiendo a la malla lo que provocó una arremetida por parte de su pupilo que había perdido energía y precisión, los cuales recuperó en el momento indicado.

Por esto arremetió de manera notable para ganar cinco juegos consecutivos y aprovechar su primer match point para arrodillarse en el Court Philippe Chatrier celebrando su paso a la final, derrumbando el sueño del chileno y de todo un país que lo seguía.

Con esta victoria sobre la mejor raqueta nacional, el sueco se mete a su 10ª final como profesional, en la búsqueda de su cuarto título. Además cortó una racha de nueve años sin que un sueco llegara a la definición por un título sobre polvo de ladrillo (Magnus Gustafsson 2000).

En tanto, González de todas maneras completa un gran año en arcilla donde quedó con un récord de 16-3, con el título en Viña del Mar y las semifinales en Barcelona, el Masters 1000 de Madrid y ahora Roland Garros. Además entra en la historia como el único chileno en la Era Open en llegar a esta instancia en París y ahora comenzará su preparación en pasto para Wimbledon, que arranca a fin de mes.